viernes, 12 de junio de 2015

¿Y tú de quien eres? Muñico

Antiguo depósito de agua de Muñico


Fuera aparte que esta pregunta nos lleve a una canción del grupo "No me pises que llevo chanclas", o en estos momentos a las pasiones por el fútbol o momentos de crisis de identidades políticas, a mí, esta pregunta me lleva directamente a Muñico, en concreto al de principios de los 80. Aquí pase casi todos los veranos de mi infancia. Si unimos esto a que las navidades las pasaba en Vallekas, con "K", por su puesto, y el resto del año en Leganés, pueblo pepinero y cerealista convertido en ciudad dormitorio por excelencia, puedo decir que he sido una niña que conoce la zona urbana, periurbana y rural con cierto criterio.

Mi padre, procedente de  Villalón de Campos, pueblo importante y agraciado con el gordo de la lotería de navidad de 1984, decía del de mi madre, que "aquello era una aldea", comparado con el suyo. Así que, en lo que respecta a los pueblos, ¡el tamaño si que importa!

Lo cierto es que tanto Muñico como Villalón, no han parado de perder población en una pendiente descendente, más acusada en el primero y más suave en el segundo.

¿Y qué interés tendré yo en ninguno de estos pueblos? te estarás preguntando. Pues porque da igual el nombre, pero seguro que tú también estás vinculadx a una tierra a la que tú o tus padres pueden llamar "mi pueblo", haz memoria, seguro que hay recuerdos propios o de tus mayores, y quizá estés descubriendo una "máquina del tiempo familiar".

El trato dado a mi pueblo materno, siempre ha sido bastante despreciativo; chico, feo, de fiestas pueblerinas y casi abandonado, según las voces capitalinas.

Yo sin embargo, recuerdo el agua en tinajas frescas, el pescadero, el panadero y el frutero en furgonetas Renault, plantando su género en la plaza del pueblo, junto a los carros de dos ruedas gigantes, donde por la tarde nos subíamos a jugar.
 
El Ayuntamiento cerrado, y las noches frescas de verano.
Lo mejor de todo era cuando te montaban en trillo, en "la era", e ir a refrescarnos a las huertas las tardes de mucho calor y acabar bebiendo agua fresca de la noria movida por un borriquillo.
La figura del coche de linea, que por lo que sé, ya no va por allí más que un día a la semana, en la carretera, ahora mejorada y por la que cada vez llega menos gente al pueblo.

La casa de la Tía Damiana, ahora casa rural, donde por las noches se jugaba al julepe y se hablaban de las cosas que pasaban en el pueblo. (allí todos eran tíos o tías, en plan familiar. Es más, a una amiga de mi madre la estuve llamando tía, hasta que de mayor no encontraba los vínculos sanguíneos que nos unían, luego, me dió una vergüenza absurda y no se lo volví a llamar)

Un día que fui no siendo verano, me di cuenta, que el pueblo había menguado y aquella plaza, en la que yo jugaba, apenas tenía gente y las casas parecían ser muy pequeñas. Fue la primera señal de que los pueblos menguan hasta desaparecer si las personas se van de ellos.

La pregunta de marras llegó una tarde en que nos encontramos a una paisana cerca del depósito de agua;  
-¿Y tú de quien eres?
Yo me quedé muda, no sabía que fuéramos propiedad de alguien. Fue mi madre la que contestó;
-La nieta del Tío Federico.
Fue la primera vez que reconocí que allí tenía unas raíces que me hacían de aquel pueblo, como una consecuencia de él, que se había alejado en el tiempo y en el espacio, pero donde aún existía un vínculo.

Esas raíces que me llevaban hasta el pastoreo trashumante de mis tíos y el de mi abuelo. De mujeres que lavaban en el río o en el lavadero, e iban con cántaros a la fuente a por agua o a por novio, según se terciase.

Esa pregunta hecha años después en Villarramiel me llevó en el espacio y en el tiempo hacia Tierra de Campos...pero eso lo dejaré para la siguiente entrada, que esta se está alargando mucho, y creo que el campo lleva un ritmo más acompasado a la tierra y al Sol, que a las velocidades de subida y descarga de Internet.

Por si os interesa os dejo un enlace de un video bastante ameno sobre la trashumancia de la vaca negra avileña, así en plan homenaje. Qué miedo me daban aquellas vacas!!!

Dedicado a la memoria de mi madre y de esas tierras que con el mismo silencio doliente,
 van desapareciendo. 13/03/2017. No te olvido.